Las pérdidas por la seca ya ascienden a los USD 10.425 millones en el país

El costo de la sequía 2022/23 ya asciende a los USD 10.425 millones para los productores de soja, trigo y maíz y borraría 2,2 puntos del PBI estimado para 2023 informó la Bolsa de Comercio de Rosario.

Además, los productores hablan de una gran mortandad de animales en el norte del país.

Según se detalla en el informe, la sequía ya recortó la cosecha de trigo, soja y maíz en 28,5 millones de toneladas, un 23% de la producción inicial esperada. El menor ingreso del sector productivo a causa de la pérdida de producción también redunda en menos viajes de fletes, menos servicios financieros y de intermediación, menos demanda al sector constructor, etc.; en definitiva, menos inversión y consumo que terminan impactando sobre la actividad económica general. Esto es lo que se denomina el efecto multiplicador del agro en el consumo de Argentina.

La Bolsa de Comercio de Rosario calculó la pérdida de ingresos por USD 10.425 millones del sector primario impactará en una caída del Producto Bruto Interno argentino de USD 14.190 millones; ello es, 2,2 puntos porcentuales del PBI potencial estimado para la Argentina en 2023 según el Fondo Monetario Internacional, el cual asciende a U$D 643.797 millones.

En este marco, vale consignar que desde la ganadería también se advierte sobre la gran mortandad de animales en el norte del país, en especial, en la parte septentrional de Santa Fe, a ciencia cierta la eventual reducción del número de cabezas se sabrá más adelante.

Hoy las provincias donde la ganadería se vio más afectada por la falta de lluvias y agua superficial son Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Según el especialista en el sector y consultor, Víctor Tonelli, el 70% del área ganadera del país está afectada por la sequía. El principal problema que conlleva la carencia de precipitaciones es la falta de pasto para alimentar a los animales, pero en regiones del norte del país comienza a hacerse cada vez más común la ausencia de agua para dar de beber al rodeo. Lagunas, arroyos y ríos secos ya son parte del paisaje.