Street Fighter: 35 años no son nada

La mítica saga de lucha de Capcom celebra su 35 aniversario, así que repasamos la historia de uno de los videojuegos que cambió la historia de la industria para siempre.

Street Fighter está de aniversario. Hace 35 años, durante un agosto japonés, se vio por primera vez un Hadokeeeen surgiendo de las manos de Ryu y Ken, el juego que sentó las bases del género de lucha uno contra uno. Para celebrarlo, Capcom ha publicado el logo de este aniversario, que nos puede dar un poco más igual, y todo apunta a que a lo largo de este año llegarán por fin noticias del Street Fighter VI, algo bastante más interesante, tras una quinta entrega que dejo un sabor agridulce, además de algún que otro recopilatorio con unos cuantos juegos relacionados con la franquicia como hizo en otros aniversarios. Y es que si algo tiene Street Figther son versiones diferentes y cruces con otros personajes.

Los orígenes de Street Fighter

Ese agosto de 1987, el juego que llegó a los salones arcade no era el que todos recordamos y que cimentó la saga, sino el primer Street Fighter, en el que encarnábamos a un karateka llamado Ryu que tenía que ir por el mundo enfrentándose a otros luchadores hasta llegar a un enfrentamiento final con Sagat, el Dios del Muay Thai. En su momento tuvo un éxito relativo, pero tratar de jugarlo hoy es un suplicio insoportable por un control infernal y un dinamismo inexistente. Pero lo importante de Street Fighter 1 es que tenía seis botones, un esquema de escenario fijo y tres golpes especiales que se hacían realizando medias lunas con el joystick. Es decir, sentó las bases para el juego que Capcom lleva repitiendo los últimos 30 años: Street Fighter II.

Lanzado en 1991, Street Fighter II, levantó la franquicia entera y tuvo tanto éxito que sus protagonistas son elementos de la cultura popular. Creó las características del género de la lucha en videojuegos y tuvo la culpa de la infame película de Van Damme, pero también de los magníficos animes y comics, creando una historia relativamente coherente. Las razones de su éxito fueron: poder escoger entre ocho personajes diferentes, estar pensado para que dos personas compitieran entre sí y su estilo de juego, fácil de aprender, difícil de controlar, además de realizar una conversión muy digna para Super Nintendo. Como curiosidad, cuando aparecía Vega / Balrog, el personaje que popularizó esa tradición tan bella de que los españoles en los videojuegos son toreros, la bandera que identifica a España es la franquista con el águila.

También crearon, por error, el combo, elemento fundamental de los juegos de lucha al permitir encadenar varios golpes. Según ha contado en varias ocasiones Noritaka Funamizu, el desarrollador principal y responsable de las mecánicas de juego, mientras diseñaba la mítica fase de bonus de romper un coche a hostias, se dio cuenta que era posible, dentro de un timing adecuado, golpear varias veces seguidas. “El timing era muy difícil de encadenar, así que decidimos dejarlo como una capacidad escondida”, ha explicado, “luego vimos que gente en Street Fighter II era capaz de dar hasta ocho golpes seguidos y se convirtió en una de las bases para los siguientes juegos”.

Street Fighter II además inauguró la técnica Capcom de lanzar infinitas versiones del mismo juego con ligeras variantes. La primera, The Champion Edition, permitía escoger a los cuatro jefes finales. Luego, llegaron Turbo o Hyper Fighting, más veloces y con algunos movimientos extra. Luego, Super Street Fighter II The New Challengers, que por fin traía novedades con cuatro personajes nuevos. En total, Street Fighter II vendió más de 6 millones de copias, un auténtico récord que propulsó una serie de imitadores entre los que destacan, por méritos propios, Mortal Kombat y las diversas sagas de SNK.

La vida después del pelotazo de Street Fighter II

En 1995 llegó la siguiente entrega de Street Fighter, los Alpha, con la que empieza el lío cronológico. Situada entre el primer Street Fighter y el Street Fighter II, mantiene a algunos de los luchadores y tuvo tres entregas, siendo la tercera la mejor de todas, con un plantel de más de 25 personajes, un modo historia que sí molaba, tres estilos de manejo diferentes, combos aéreos... su estilo gráfico, mucho más cartoon que el Street Fighter II, fue el que se usó en los diversos crossovers con personajes Marvel o de otras compañías.

Cuatro años después, en 1999, Capcom sacó en salones recreativos Street Fighter III. Técnicamente, el mejor juego de toda la saga. Con gráficos increíbles y un sistema de golpes y bloqueos refinado que dejó uno de los momentos más increíbles y emocionantes de la lucha en videojuegos, se enfrentó a tres rivales: la decadencia de los salones recreativos, la preferencia del público por los gráficos poligonales y el carisma de los personajes del Street Fighter II.

Una prueba de esto puede verse en que Street Fighter IV, para el que hubo que esperar casi una década, es básicamente una versión con gráficos poligonales de la segunda entrega. La jugabilidad es prácticamente idéntica, los personajes base son los mismos, los escenarios también... de hecho, los análisis de este juego destacan el factor nostalgia como uno de los principales. Y, aunque es un juegazo, todo es mérito del Street Fighter II.

El lanzamiento de la quinta entrega en 2016 fue un batacazo para la compañía. Enfocada principalmente en el online y como juego de servicio, con la idea de que durase muchos años, no tenía casi contenido para el offline. Esto lo fueron mejorando con diversas entregas nuevas cada año, añadiendo más personajes hasta llegar a un total de 45, y ahora las ventas de este juego, con ya seis años en activo, superan los seis millones de unidades.

Con estas, Street Fighter es una de las sagas de Capcom que más unidades ha vendido. Con 44 millones de unidades en julio de 2020, es la tercera saga de la empresa japonesa, solo detrás de Resident Evil y Monster Hunter. En influencia de cultura pop, puede ser el título más importante de Capcom. Tus progenitores seguro que no saben quién es Leon Kennedy o qué es un cazador de monstruos y la aldea Kokoto, pero que Ryu y Ken se llevan dando palos desde los años 90 lo tienen más que claro.